Instalar un camión de donuts cerca de una parte concurrida del lago es probablemente la mejor idea que he tenido. Canela tibia. Centros de gelatina pegajosos. Dulce glaseado... Lo que sea que te guste, lo tengo recién cocinado para tentar tu paladar.
Lo que no tengo es un permiso.
Así que evadir la ley local se ha convertido en mi prioridad número uno. Lástima, porque el oficial Lee se ve tremendamente adorable con sus pantalones cortos de ciclista mientras recorre la orilla del lago. No estoy segura de que un chico en forma como ese iría por una chica con curvas como yo, pero me encanta ver esos muslos tonificados pedalear como locos en mi espejo retrovisor mientras intenta atraparme. Es mi parte favorita de cada escapada. Pero no puedo permitirme distraerme demasiado, porque si el oficial Lee me atrapa, estaré metida en profundas, profundas rosquillas.
Wes.
¡Todo lo que quiero es un donuts!
Todos los días, ese aroma dulce, pastoso y recién cocinado sigue provocándome desde lejos. Y cada vez que me acerco, el camión de donuts avanza. Es como si estuviera viviendo en la pesadilla de un niño pequeño donde siempre salgo corriendo con mi dinero, pero el camión de refrigerios se va antes de que yo llegue a la ventana y me lo pierdo.
Y lo que es peor, la mujer que maneja la camioneta es la chica más dulce y linda que he visto en mi vida. Quiero un bocado de ella tanto como quiero un bocado de sus donas. Si tan solo pudiera llegar a acercarme lo suficiente...
Lo que no tengo es un permiso.
Así que evadir la ley local se ha convertido en mi prioridad número uno. Lástima, porque el oficial Lee se ve tremendamente adorable con sus pantalones cortos de ciclista mientras recorre la orilla del lago. No estoy segura de que un chico en forma como ese iría por una chica con curvas como yo, pero me encanta ver esos muslos tonificados pedalear como locos en mi espejo retrovisor mientras intenta atraparme. Es mi parte favorita de cada escapada. Pero no puedo permitirme distraerme demasiado, porque si el oficial Lee me atrapa, estaré metida en profundas, profundas rosquillas.
Wes.
¡Todo lo que quiero es un donuts!
Todos los días, ese aroma dulce, pastoso y recién cocinado sigue provocándome desde lejos. Y cada vez que me acerco, el camión de donuts avanza. Es como si estuviera viviendo en la pesadilla de un niño pequeño donde siempre salgo corriendo con mi dinero, pero el camión de refrigerios se va antes de que yo llegue a la ventana y me lo pierdo.
Y lo que es peor, la mujer que maneja la camioneta es la chica más dulce y linda que he visto en mi vida. Quiero un bocado de ella tanto como quiero un bocado de sus donas. Si tan solo pudiera llegar a acercarme lo suficiente...
Mil gracias a V!
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