La señorita Abigail Abbott necesita desesperadamente desaparecer, y la única persona en la que confía para que la ayude a hacerlo es Lord Stephen Wentworth, heredero del duque de Walden. Stephen es brillante, encantador y, cuando tiene que serlo, absolutamente despiadado. Tan despiadado, que propone matrimonio en lugar de una pretensión de asesinato, para mantener a Abigail a salvo.
Stephen sabe que Abigail tiene la dignidad y la determinación de una duquesa y el coraje de una leona. Cuando ella acepta su cortejo de conveniencia, él también descubre que besa como si su deseo más íntimo se hiciera realidad. Para Abigail, su arreglo es una farsa para escapar de sus peligrosos enemigos. Para Stephen, es su última y mejor esperanza de compartir su vida con la dama de sus sueños... si puede convencerla de que su amor es real.
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